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Con 21 millones de toneladas de litio en salares aún sin desarrollar, Bolivia afronta unas elecciones presidenciales que podrían redefinir el marco legal y abrir paso a una explotación minera a gran escala.
Bolivia concentra la mayor dotación mundial de litio, elemento crítico para la fabricación de baterías y la transición energética. El Servicio Geológico de Bolivia estima que el país alberga aproximadamente el 23% de las reservas globales, principalmente en el Salar de Uyuni. Pese a ello, la producción comercial es mínima y la mayor parte de los proyectos se encuentra en fase piloto o en negociación con empresas extranjeras.
Un potencial bloqueado por trabas políticas
En la última década, Bolivia ha firmado memorandos con empresas chinas, rusas y alemanas para industrializar el litio, pero los avances han sido lentos por falta de aprobación legislativa y cambios de política interna. Actualmente, solo una planta industrial opera parcialmente, con capacidad limitada frente a la magnitud del recurso.
¿Podrá el próximo gobierno abrir el sector al capital privado?
La falta de inversión extranjera directa ha impedido que Bolivia capitalice el boom global del litio que sí ha beneficiado a países vecinos como Chile y Argentina. Un cambio de gobierno podría modificar el esquema de control estatal y habilitar asociaciones público-privadas para acelerar la explotación.
Litio y otros minerales críticos
Además del litio, Bolivia posee reservas significativas de grafito, manganeso, níquel y tierras raras, posicionándose como un jugador clave para el suministro de insumos estratégicos a la industria tecnológica y energética mundial. Este portafolio mineral, actualmente subexplotado, podría atraer miles de millones de dólares en inversiones si se logra un marco legal más predecible.
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Un mercado que no espera
El precio del carbonato de litio ha experimentado una alta volatilidad, pero la proyección a largo plazo sigue siendo alcista por la demanda de vehículos eléctricos y almacenamiento energético. Si Bolivia no acelera su producción, podría perder competitividad frente a nuevos productores emergentes como Zimbabue y Canadá.