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La compañía sudafricana invertirá en un nuevo desarrollo de metales del grupo del platino (PGMs) y cromo, marcando un cambio estructural en la estrategia minera del país.
La minería subterránea vuelve a cobrar protagonismo en Sudáfrica con el anuncio de Tharisa Plc, que destinará US$547 millones a un nuevo proyecto subterráneo de metales del grupo del platino (PGMs) en el complejo Bushveld, una de las formaciones geológicas más ricas del mundo.
La inversión busca sustituir la actual operación a cielo abierto, que se encuentra en fase de agotamiento, y asegurar la continuidad productiva de uno de los yacimientos más importantes del país.
De la superficie al subsuelo: una transición estratégica
El director general de Tharisa, Phoevos Pouroulis, explicó que la transición hacia la minería subterránea representa una evolución natural del proyecto, permitiendo acceder a una base mineral de largo plazo y aumentar la eficiencia operativa.
“Los PGMs mantienen su valor estratégico y adquieren una renovada relevancia en la transición energética global”, destacó Pouroulis.
El cambio metodológico implica una operación totalmente mecanizada, orientada a reducir costos, mejorar la productividad y extender la vida útil de la mina. Tharisa proyecta iniciar la extracción subterránea en el segundo trimestre de 2026, una vez completada la infraestructura inicial.
Producción y proyecciones de largo plazo
En su fase estable de operación, el proyecto apunta a producir 200.000 onzas anuales de PGMs y más de 2 millones de toneladas métricas de concentrado de cromo.
Para el ejercicio 2025, la compañía estima un rango de 140.000 a 160.000 onzas de PGMs y hasta 1,8 millones de toneladas de cromo, cifras que reflejan la importancia de este metal como complemento en su modelo de ingresos.
El enfoque de producción dual —PGMs y cromo— permite a Tharisa diversificar riesgos de mercado y mantener estabilidad financiera frente a la volatilidad de precios internacionales. El cromo, esencial en la fabricación de acero inoxidable, mantiene demanda sólida en Asia, especialmente en India e Indonesia.
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PGMs: entre la incertidumbre automotriz y la era del hidrógeno
El mercado global de los metales del grupo del platino atraviesa una etapa de redefinición. Aunque históricamente vinculados a los catalizadores automotrices, su demanda enfrenta desafíos ante el avance de los vehículos eléctricos.
No obstante, los PGMs están ganando protagonismo en las tecnologías de hidrógeno verde y pilas de combustible, sectores clave en la transición energética limpia.
La decisión de Tharisa contrasta con la cautela de otras empresas del sector, como Northam, que han reducido su número de pozos de PGMs en Sudáfrica —de 81 en 2008 a 53 en la actualidad—.
“Tharisa apuesta por una visión de largo plazo: los PGMs seguirán siendo esenciales en la economía del hidrógeno”, resaltó Pouroulis.
Confianza en el potencial del Bushveld
La inversión refuerza la confianza en el potencial geológico del complejo Bushveld, considerado un pilar histórico de la minería sudafricana. Optar por minería subterránea no solo es una respuesta técnica al agotamiento superficial, sino también una declaración de compromiso con la sostenibilidad y la innovación minera en un país donde las operaciones a cielo abierto han sido la norma.
Tharisa también mantiene el desarrollo del proyecto Karo, en Zimbabue, con una capacidad proyectada de 226.000 onzas anuales de platino, consolidándose como uno de los pocos desarrollos greenfield activos en PGMs a nivel mundial, junto al proyecto Platreef de Ivanhoe Mines.
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