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El gobierno busca reactivar un mercado de más de 500 millones de toneladas de reservas en disputa y atraer capital privado hacia la minería del carbón.

La Administración Trump pospuso la venta de concesiones de carbón en Wyoming, que abarcaba 3.508 acres con 365 millones de toneladas de carbón recuperable, luego de una subasta con resultados negativos en el estado vecino de Montana.

La Oficina de Administración de Tierras (BLM) —dependiente del Departamento del Interior (DOI)— confirmó que publicará una nueva fecha para la licitación, pero no ofreció explicaciones sobre el aplazamiento.

La medida llega tras una venta de 1.262 acres en el condado de Big Horn (Montana), donde la única oferta recibida, presentada por Navajo Transitional Energy Company (NTEC), fue de US$186.000 por un bloque con 167,5 millones de toneladas de carbón, lo que equivale a menos de US$0,001 por tonelada.

Evaluación económica: precios mínimos y falta de competencia

De acuerdo con los lineamientos del BLM, el precio mínimo legal es de US$100 por acre, pero la baja participación y las ofertas reducidas reflejan la desconfianza inversora en el sector.

El proceso de revisión aún no concluye, ya que la agencia debe verificar si la oferta cumple con el “valor justo de mercado” antes de aceptarla formalmente.

La subvaloración de los activos mineros preocupa a los analistas, dado que el bloque ofrecido en Montana contenía reservas con un valor potencial superior a los US$5.000 millones, considerando precios promedio de US$30 por tonelada térmica exportable.

“La escasa competencia muestra la cautela de las empresas frente a la volatilidad del carbón y las exigencias ambientales”, señaló un analista de commodities de Bloomberg Energy citado por medios locales.

¿Qué busca la Administración Trump con este reajuste?

El Departamento del Interior argumentó que la débil participación es resultado de las políticas aplicadas en las administraciones anteriores de Barack Obama y Joe Biden, que restringieron licencias y endurecieron normas ambientales, “erosionando la confianza en la industria del carbón”.

El objetivo de la actual administración es revivir el mercado de arrendamientos en tierras federales, impulsar la producción interna y reducir la dependencia energética externa.

Según el plan energético de Trump, la producción federal de carbón podría duplicarse hacia 2030, siempre que se logren atraer inversiones privadas por más de US$10.000 millones en infraestructura, transporte y modernización de plantas térmicas.


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Wyoming, epicentro del carbón estadounidense

Wyoming concentra más del 40% de la producción nacional, con más de 5.000 millones de toneladas de reservas comprobadas.

El estado es el principal receptor de inversiones mineras en carbón térmico, gracias a sus yacimientos a cielo abierto y su infraestructura ferroviaria para exportación.

La licitación aplazada —equivalente a más de US$10.000 millones en recursos recuperables— era vista como una oportunidad clave para reanimar el flujo de capital minero, atraer nuevas empresas operadoras y revisar las condiciones de regalías y arrendamiento.

“Esta administración está restaurando la confianza entre el gobierno y la industria como parte del esfuerzo por recuperar el dominio energético de Estados Unidos”, indicó el DOI en un comunicado.

Inversión y perspectivas del mercado del carbón

A pesar de la presión internacional por la transición energética, el carbón mantiene un rol estratégico en el mix energético estadounidense.

Según la Energy Information Administration (EIA), el país produjo 596 millones de toneladas en 2024, con una facturación superior a US$40.000 millones.

La demanda podría crecer un 8% anual entre 2025 y 2030, impulsada por el aumento del consumo eléctrico vinculado a la inteligencia artificial y centros de datos.

No obstante, para sostener esa proyección, el gobierno deberá mejorar las condiciones fiscales y ambientales para atraer capitales a un sector que aún genera más de 40.000 empleos directos y US$9.000 millones en regalías anuales.