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Aunque Torata y otras zonas moqueguanas reciben altos ingresos mineros, la falta de gestión impide traducirlos en progreso sostenible.
Las calles del distrito de Torata, en Moquegua, reflejan un contraste evidente entre los millonarios ingresos del canon minero y la falta de modernidad urbana. Pese a la presencia de empresas como Southern Peru Copper Corporation (Cuajone) y Anglo American (Quellaveco), la economía local aún depende de pequeños comercios, panaderías y emprendimientos familiares. Desde 2016 hasta 2025, el distrito ha recibido más de S/915 millones provenientes de la minería, de los cuales S/202 millones corresponden solo al 2025, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Sin embargo, este flujo de recursos no se ha traducido en mejoras sustanciales para la población.
El distrito basa cerca del 78% de su economía en los aportes mineros, lo que lo vuelve altamente dependiente de esta fuente de ingresos. Aunque se han registrado avances en saneamiento, agua potable y educación, persisten brechas en infraestructura vial, protección agrícola y desarrollo turístico. Pese a inversiones en el acceso al cerro Baúl y otros atractivos, el turismo no logra consolidarse como una fuente de ingresos sostenida. La falta de dinamismo económico se atribuye, en gran parte, a una gestión pública que no ha sabido canalizar el canon hacia proyectos de alto impacto.
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Según el MEF, en 2024 las autoridades de Moquegua, entre el Gobierno Regional, municipalidades provinciales y distritales, no ejecutaron S/342 millones de los S/1.026 millones que ingresaron por concepto de canon minero. Para el economista Javier Flores Arocuitipa, esta situación evidencia la urgencia de replantear las normas que rigen la inversión pública y de medir la eficiencia del gasto. “El canon debe redefinirse no solo por cuánto se gasta, sino por el beneficio real que genera en las personas”, sostuvo.
¿Por qué Moquegua no logra aprovechar su bonanza minera?
De acuerdo con Graciela Muñoz Cahuana, economista del Consejo Privado de la Competitividad, el problema de Moquegua no es la falta de recursos, sino la limitada capacidad de gestión de sus autoridades. Pese a recibir más de S/1.000 millones en ingresos, los proyectos de desarrollo local avanzan lentamente. Esta situación, común en varias regiones mineras del país, revela una brecha entre los recursos disponibles y la capacidad institucional para convertirlos en bienestar. El desafío, concluye, es transformar el canon minero en una herramienta efectiva de progreso sostenible y no en una oportunidad desperdiciada.