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El cobre del futuro se producirá con agua de mar: el uso del recurso oceánico se duplicará en una década mientras cae el consumo de agua dulce.

En el corazón del desierto más árido del planeta, la minería chilena está viviendo una transformación sin precedentes. Impulsadas por el cambio climático y la necesidad de garantizar su sostenibilidad operativa, las principales compañías del sector están sustituyendo el agua continental por agua de mar, consolidando un modelo productivo que redefine la gestión hídrica de la industria.

De acuerdo con el último informe de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), la demanda total de agua del sector alcanzará 22,1 m³/s en 2034, pero con un cambio estructural: el uso de agua de mar aumentará un 113%, llegando a 14,5 m³/s, mientras que el consumo de agua dulce caerá un 36,7% en relación con 2023. Así, en menos de una década, dos tercios del recurso hídrico que mueve la minería chilena provendrá del océano.

“Las empresas mineras están realizando una contribución significativa a la sostenibilidad hídrica del país, mediante una creciente inversión en plantas desaladoras y en el uso directo de agua de mar”, señaló Claudia Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva de Cochilco.

Inversión récord y liderazgo minero

Hoy, Chile cuenta con 32 plantas desaladoras y sistemas de impulsión en operación, con una capacidad instalada de 14.227 L/s, de las cuales el 85% abastece a la minería. Además, existen 51 proyectos en desarrollo que representan una inversión de más de US$ 24.455 millones, según la Corporación de Bienes de Capital (CBC) y la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades).

“Chile está avanzando hacia la seguridad hídrica con el liderazgo del sector minero. Sin embargo, para consolidar esta transformación se requiere fortalecer la inversión en infraestructura y agilizar la tramitación de proyectos”, advirtió Alberto Kresse, presidente de Acades.


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Casos emblemáticos: del norte al centro de Chile

Uno de los pioneros de esta revolución hídrica es Aguas CAP, que desde hace más de una década opera en Atacama la primera planta desaladora multipropósito del país, abasteciendo simultáneamente a la minería, la agricultura y el consumo humano.

“Cuando llegamos a la región conseguimos reducir la presión sobre las fuentes continentales. Hoy nuestras plantas crecen modularmente junto al territorio, integrando energía renovable para reducir el impacto ambiental y los costos”, afirmó Bernardo Contreras, gerente de operaciones de Aguas CAP.

En tanto, Antofagasta Minerals consolida su liderazgo con el Proyecto Los Pelambres Futuro, cuya inversión supera los US$ 6.000 millones. Su planta desaladora minera de la zona central, inaugurada en 2024, aporta 400 L/s de agua desalada y duplicará esa capacidad con el Proyecto de Adaptación Operacional (PAO), permitiendo que más del 90% del agua usada provenga de fuentes desalada o recirculada, bajo un modelo 100% renovable.

“La gran minería chilena ha apostado por una gestión responsable del agua. Sin embargo, debemos considerar el desafío del costo energético asociado a la desalación, que puede afectar la competitividad del sector”, advirtió Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero.

Hacia una minería resiliente y sostenible

El avance del uso de agua de mar y reúso industrial está marcando un nuevo paradigma para la minería del cobre, basado en innovación, eficiencia energética y gestión ambiental responsable. Cada litro desalinizado o reutilizado significa menor presión sobre las cuencas continentales y mayor resiliencia regional.

El desafío, señalan desde Acades, es extender esta visión más allá de la minería: “Chile debe planificar a largo plazo, invertir en infraestructura hídrica resiliente y modernizar su institucionalidad. La crisis hídrica no es un problema del futuro, es el desafío del presente”, recalcan desde el gremio.

Esta discusión estará al centro del Congreso Acades 2026, que reunirá en marzo a líderes nacionales e internacionales para debatir sobre desalación, reúso, innovación tecnológica y regulación, consolidando a Chile como referente global en gestión hídrica minera.


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