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La estatal avanza en la estructuración del proyecto mientras evalúa propuestas de compra y financiamiento en un mercado deprimido pero con visión de largo plazo.
Enami informó que recibió varias ofertas de financiamiento para su proyecto de fundición de cobre de US$1.700 millones y que nombraría la próxima semana a los bancos encargados de estructurar el acuerdo. El vicepresidente ejecutivo, Iván Mlynarz, señaló que las propuestas preliminares eran “bien alentadoras”, incluso en un contexto de mercado deprimido. La estatal también evaluaba seis ofertas indicativas de compra de parte de 17 empresas interesadas en adquirir cobre refinado y contribuir al financiamiento.
Los potenciales participantes adoptaban una mirada de largo plazo pese al exceso de capacidad de fundición liderado por China. Desde Shanghái, durante la Asia Copper Week, Mlynarz destacó que el desequilibrio actual se concentraba en la capacidad instalada china, mientras que el concentrado se producía en Chile y Perú. Subrayó que esta proximidad geográfica y factores geopolíticos generaban atractivo entre inversionistas, quienes veían la situación de tarifas negativas como circunstancial.
Las propuestas de compra variaban en tamaño y en la proporción de producción futura que asumirían. En paralelo, las instituciones financieras ofrecían esquemas que podrían incluir mandatos integrales de financiación. Mlynarz anticipó que la estatal podría trabajar con más de un banco dada la solidez de las ofertas recibidas y el interés por no excluir a participantes relevantes.
¿Qué pasos restan para concretar la construcción de la nueva fundición?
Enami mantendría la propiedad total del proyecto, diseñado para procesar 850.000 toneladas métricas de concentrado al año y que ya contaba con permisos ambientales. La iniciativa aún requería la aprobación de Cochilco antes de una decisión final de inversión, aunque la empresa esperaba iniciar obras antes del fin del actual gobierno en marzo. Paralelamente, negociaba acuerdos de suministro con compañías de distintos tamaños en Atacama, donde la producción privada proyectada alcanzaría 1,5 millones de toneladas de concentrado al año una vez que la fundición entrara en operación.